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TEMPORADA NAVIDEÑA

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Soy Débora Monje

¡y tengo uno de los mejores trabajos del mundo!

Comparto momentos únicos con parejas que esperan a su primer hijo y quieren guardar esa mezlca de sentimientos para siempre.

Cojo en mis brazos a recién nacidos con ese olor a bebé que traspasa la cámara y estamos horas mirando sus primeros gestos, para enseñarselos cuando tenga unos añitos y vea cuanto a cambiado.

Los veo crecer meses después cuando preparamos con mucho cariño los recordatorios y regalos de su bautizo para sorprender a la familia.

 

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Disfruto creando decorados únicos y ver en sus caras la ilusión cuando al descubrir la temática de su sesión.

Cuando se acerca su Primer Añito empiezo a pensar en banderines, globos, y colores que vayan a conjunto con su ropita y me preparo para captar sus primeros pasos, travesuras y risas en un decorado personalizado para ellos.

Cuando repiten el segundo, tercero y hasta el quinto me reto a mí misma para que cada año tengan cosas nuevas y que les gusten a ellos.
Todos estos momentos unidos a una de mis grandes pasiones; la decoración con grandes dosis de hazlo tú mismo hacen que en mi trabajo no exista la rutina de la que tanto me alejo.

En esta aventura que ya dura más de 10 años no he estado sola, me acompaña desde el principio: Ángel, la cara menos visible de la “empresa” pero el que dio el primer paso para abrir Revélate, la tienda que con la que me metí de lleno en este apasionante mundo de la fotografía convirtiéndola en mi profesión y pasión a partes iguales.
No fue fácil durante unos meses compaginar mi anterior trabajo con la tienda, dar el paso de dejar un trabajo fijo en plena crisis mundial, muchas formaciones, mucha mundial, muchas disfrazados de fracasos, cambio de local, quedarme “sola” al frente la tienda y el estudio y de repente una pandemia se suma a la ecuación y yo que no sé qué creo que a grandes males hay que ponerles grandes remedios, me vengo arriba y abro un nuevo estudio (que me gustan una obra igual o más que un concierto es innegable).

Y así poco a poco el estudio fue ocupando cada vez mi tiempo, cabeza y corazón.

Por supuesto que hay cansancio, días malos y cosas que no salen como había planeado, pero entonces llega febrero y empezamos a montar decorados atemporales para los reportajes familiares a los que los niños y padres están deseando venir a divertirse y crear recuerdos bonitos con los que decorar su salón o completar su álbum.

Dar rienda suelta a la imaginación, no tener que pedir ayuda porque antes de que lo haga ya está mi hermano buscando la manera de contarme su nueva idea (porque no suelen ser fáciles, pequeñas ni baratas jejeje).

Compincharnos para que Ángel nos vuelva a decir; es la última vez que me liais hasta las tantas…Pero termine incluso incluyendo mejoras que rizan el rizo. De esos momentos salen la chimenea, el barco, la Avioneta, la escalera, la vespa, la puerta antigua, el mercado navideño… y otras tantas cosas que ya forman parte de la infancia de mis niños (porque son un poco míos también).

Esos mismos niños que piden cámaras a los reyes y días antes de su siguientes reportaje me cuentan sus madres que están nerviosos e ilusionados por venir a Débora (si, a determinadas edades soy un sitio ;P) llegan, me abrazan, alucinan al descubrir la sorpresa de la que le hemos dado pistas son los que hacen que esta locura diaria, sea una gratificante y me emociones casi o sin casi hasta las lágrimas en muchos momentos.

Ya el año pasado les hice el reportaje de comunión a niños que les había hecho el reportaje de bautizo, y si las comuniones son siempre tardes especiales (hablo de cada detalle con las mamis, organizamos la sesión de estudio y/ o exterior con meses de antelación, hacemos participes a los hermanos sin que dejen de ser los primeros los protagonistas) esas y las de este año han sido tremendamente emotivas.

Y es que en estos tiempos que hemos vivido hemos valorado aún más lo importante y lo bonito que es además sentarte a recordarlo con tu álbum de fotos en las manos.

Por todo esto ¿ entenderéis que diga que tengo uno de los mejores trabajos del mundo?

Para mi sin duda lo es y espero que lo pueda seguir disfrutando muchos años más gracias a la fidelidad de mis cientos que se convierten en amigos y es que para mí la profesionalidad no está reñida con la cercanía, la empatía y crear vínculos que van más allá de lo laboral, más bien van de la mano porque yo solo una, no puedo separar las “cosas” porque cuando vives de lo que te apasiona esa línea tan fina que a veces ni existe.

Si has llegado hasta aquí y quieres seguir conociéndome y que forma parte de los recuerdos de tu familia escríbeme para infórmate y prepárate para mis audios 😉